Tras el parón agosteño el pasado miércoles regresaban los vocales vecinos a un pleno más vacío que de costumbre, que aún hace días de aperitivo. A primera hora se había conocido el asesinato de un hombre en pleno sor Ángela de la Cruz, y también la visita de la policía municipal al Banco de Alimentos del barrio para comprobar si, entre el arroz y la leche solidaria, se estaba repartiendo también algún tetrabrick ideológico, porque eso sí que no. De nada de eso se habló, pero sí se leyó una declaración institucional condenando el racismo y la intolerancia a raíz de la agresión sufrida en agosto por un joven en la estación de metro de Estrecho.
La proposición estrella del día la iban a lanzar los socialistas, solicitando un espacio de coworking en el distrito que sirviera para que autónomos y emprendedores tuvieran un lugar para reuniones y acceso a las últimas tecnologías, que se aprobó a la espera de un estudio. Por lo demás, la bancada del PP rechazó propuestas sobre el deterioro del Rodríguez Sahagún, un solar abandonado en Juan de Olías –hasta 200 expedientes tiene abierta la Junta por este motivo– o la ocupación ilegal de viviendas, un caramelo ideológico que sirvió para señalarse unos a otros con el dedo en lugar de analizar una práctica cada vez más habitual en el distrito. Por cierto que, gracias a la pregunta sobre el parque supimos que las cuatro mesas de pinpong fueron un regalo de Caja Madrid, y que si una de ellas lleva un año sin ser repuesta es porque nunca se llegan a utilizar todas a la vez, al estar colocadas en una zona con mucho viento que impide la práctica del deporte. En fin, que entre esto y el “obelisco” de Calatrava, casi hay que agradecer que Bankia ya no esté para regalar.
El ambiente empezaba a ser propicio cuando llegaron las quejas de UPyD por la suciedad del barrio. Una UPyD que había cometido el despiste de preguntar sobre la situación de Ofelia Nieto, 29 en el pleno de Tetuán. En ese momento, la portavoz adjunta del PP, Natividad Gil, se mostró condescendiente con que la indocumentada “prensa” ignorara los límites territoriales del distrito, pero cómo podía ocurrirle eso a un vocal vecino. Tanto se escandalizó que luego, ya más tranquila, pudo continuar con su discurso del distrito está “aceptablemente” limpio y bien, salvo cuando actúan los vándalos que lo dejan todo perdido y roto. Y sí, pero no.
Llegó entonces la despedida de David Álvaro, vocal del PP, que se marcha por motivos personales y que lo hizo con buenas palabras hacia la oposición –que fueron recíprocas–, reforzando así la idea de que en España sólo dimite quien no está perseguido por la sospecha o la imputación.
Para terminar, los contenedores ilegales de ropa aparecieron una vez más en la sesión, que un día van a colocar uno en el salón de plenos y, tras mirarlo todos de soslayo, se seguirá debatiendo sobre ellos. Al menos, esta vez la concejal-presidenta, Paloma García Romero, tenía una buena nueva: en las próximas semanas se instalará uno “legal” en las inmediaciones de la biblioteca Vázquez Montalbán.
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