Adiós a los “perritos” de Nebraska: cierra un histórico de Tetuán

La venta de la cadena deja a 92 trabajadores sin empleo

Sin previo aviso, y poco después de haber cumplido 60 años de servicio, la cadena Nebraska cerraba las puertas de sus cinco cafeterías el pasado 11 de enero, tras la compra del Grupo por la compañía de inversión inmobiliaria Corpfin Capital, por 4,6 millones de euros. La operación deja en la calle a 92 trabajadores, que deberán gestionar sus indemnizaciones con la nueva propietaria, y que se han apresurado a unirse bajo el lema #los92deNebraska, una de cuyas primeras –y celebradas– medidas ha sido la revelación de la receta de la salsa de sus famosos perritos.


Allá por 1955 se instalaba en pleno Tetuán –Bravo Murillo, 109– el primer Nebraska, una revolucionaria cafetería de corte americano, cuyo acogedor local pronto se convertiría en referencia para muchos tetuaneros y, poco después, para el resto de madrileños, cuando la cadena se extendió por Gran Vía, Alcalá, Goya y, otra vez, en Bravo Murillo (291). Detrás de este éxito repentino estaban los hermanos Blanco Sierra, que no tenían experiencia anterior en hostelería ni habían visitado nunca EEUU. Durante los 60 y 70 las cafeterías albergarían a célebres parroquianos y se harían un lugar en la memoria de todos, pero la llegada de las multinacionales y el paso del tiempo acabarían por ir mellando su esplendor. En 2015 celebraban su 60 cumpleaños, sin gran repercusión. Desde hacía algunos años, los herederos de aquellos fundadores habían ido dejando paso a nuevos socios, al frente de los cuales se situó el Grupo Luckia, mayoritario en la sociedad hasta el pasado diciembre, cuando vendieron la compañía a Corpfin. Paradójicamente, unos meses antes el gerente de la cadena declaraba en un publirreportaje a este periódico: “Estamos convencidos de que si todos nos esforzamos lo suficiente, podemos lograr cualquier cosa”.


 “No solemos comprar empresas, pero en este caso teníamos obligación de comprar la sociedad, junto a dos de los inmuebles [los de Goya y Alcalá, por 9,9 millones]”, explicaron desde Corpfin a ‘El País’, que también indicó que la sociedad Blanco Hermanos “llevaba varios años en pérdidas”. De la operación sólo quedó fuera el local situado en Bravo Murillo, 291, al estar funcionando en régimen de alquiler. Por el momento, se desconoce qué pasará con los locales, aunque la corporación, especializada en invertir en inmuebles para rehabilitarlos y alquilarlos posteriormente, advierte de que podrían convertirse en “cualquier cosa: desde un comercio de moda, hasta otro local de restauración”.


Y lo que es más importante, también se desconoce qué ocurrirá con “los 92 de Nebraska”, que han perdido sus empleos –40 de ellos, trabajadores de los locales de Tetuán–. Precisamente, en el último Pleno del Distrito se aprobó una declaración institucional, para manifestar su apoyo y solidaridad con ellos, y lamentando la desaparición de “un referente de negocio de cercanía y familiar”, que hoy queda ya en el recuerdo de muchas generaciones de tetuaneros.

David Álvarez de la Morena


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