“Tetuán tiene un microclima perfecto para contar historias”

Entrevista a Lucía Carballal, autora de 'Una vida americana'

Lucía (Madrid, 1984) es dramaturga y tetuanera. Vivió hasta los 10 años en la calle de Leñeros, y su última obra, ‘Una vida americana’, trata sobre una familia del distrito que viaja a Minnesota (EEUU) y se instala en una caravana. Lucía Carballal cursó dramaturgia en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD), terminó la carrera en el Institut del Teatre de Barcelona y complementó su formación en la Universidad de las Artes de Berlín. Tras vivir fuera de Madrid durante casi ocho años, quiso volver en 2013, y tres años después estrenaba ‘Los temporales’ en el Teatro María Guerrero, de la mano del Centro Dramático Nacional. Hoy sigue aquí, triunfando.

¿Por qué decidiste volver a España, después de tantos años viviendo y trabajando fuera?
Porque quería apostar por mí, y quería hacerlo en español.

¿Cómo surgió ‘Una vida americana’?

Fue un encargo de la productora teatral Lazona. Vieron un par de trabajos que tenía en cartel en ese momento, ‘A España no la va a conocer ni la madre que la parió’ y ‘Los temporales’, y me dieron la oportunidad de trabajar con ellos. Tuve libertad total para escoger el argumento, y como tenía ganas de cruzar el Atlántico, me trasladé unos meses a Minnesota, al ‘Playwright’s Center’. Es una fundación sin ánimo de lucro para promover innovaciones narrativas en el género teatral, y así comenzó esta última obra. Escribí una parte allí y la terminé en Madrid. Quería mezclar esas dos realidades que pueden parecer opuestas, pero no lo son en absoluto.

¿Cómo te sentiste cuándo la productora teatral te escogió para producir tu siguiente creación?
Muy orgullosa, porque significaba una gran oportunidad para mí. Son un gran referente y conocía muchas cosas que habían producido y que me encantaban, como ‘La piedra oscura’, de Alberto Conejero, o trabajos de Alfredo Sanzol.

¿Has quedado satisfecha con la puesta en escena? 
Muchísimo. Cristina Marcos, Esther Isla, Vicky Luengo y César Camino lo están bordando, estoy realmente impresionada. La han hecho suya. Asimismo, Víctor Rodríguez Sánchez, como director, ha recreado a la perfección el ambiente nocturno en el bosque, que da lugar a confidencias. Esas cosas que la familia no tuvo tiempo de decirse en el pasado y están solucionando ahora. Se han enfatizado ciertas cosas para que lleguen mejor a la gente, y se ha construido muy bien la atmósfera del EEUU auténtico del que está teñida la historia.

Los personajes viajan a su pasado para solucionar cosas del presente y construir un futuro mejor. Con esa transición pueden identificarse muchos espectadores. ¿Realmente todos tenemos que viajar hasta nuestro origen para poder avanzar?
Yo creo que sí. Mi vida es un gran ejemplo de ello. Después de haber recorrido muchos países y haberme integrado en sus culturas, al final siempre quise volver a España.

Además, has rescatado tu barrio de la infancia. ¿Es un homenaje o una tarea pendiente?
Bueno, un poco de ambas. Por un lado, creo que los lugares donde has crecido, al final, te marcan de manera definitiva. Y por otro, para mí Tetuán tiene un microclima perfecto para contar historias. Yo tenía mucha relación con Amparo, la vecina de enfrente, y su familia. Mis tíos vivían cerca y mi bisabuela vivió en el mismo edificio que yo, en la calle de Leñeros. Era mi universo. Cuando íbamos al centro yo me sentía viajando a otro mundo.

¿Reconoces el Tetuán de tu infancia en el Tetuán actual?

En algunas cosas sí y en otras no. Por ejemplo, ahora hay una presencia muy potente de otras culturas que no existían de la misma manera cuando yo era niña. Y además, yo era una niña, así que la visión que recuerdo está bastante distorsionada. Pero creo que sigue manteniendo su identidad característica, era casi como un pueblo y en eso se sigue pareciendo. Me entristece que no haya actores o escritores de esos países creando o interpretando realidades que no sean marginales. Creo que es la única manera de establecer un nuevo estatus y de compensar la desigualdad. En mi obra hay un personaje de origen peruano que es además lesbiana. Es mi manera de reivindicar mi ideal de colectivo. De romper esas barreras. El crisol intercultural de Tetuán es una mina de oro. En mi opinión, es uno de los barrios más interesantes de Madrid, por la transformación tan acelerada de su población.

Tras su estreno en Avilés, ‘Una vida americana’ se ha estado representando durante el último mes en Madrid, en el Teatro Galileo, donde Carballal ha mantenido el elogio casi unánime de la crítica, que le viene siguiendo desde ‘Los temporales’. Los que aún no hayan podido disfrutar de esa familia de tetuaneros en Minnesota tendrán que estar atentos: en breve se conocerá cuál será su siguiente destino sobre las tablas.

Laura Conde


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